Alrededor de estas fechas, hace un año, dejé de fumar. Sí, yo, la de la cajetilla pegada al hocico, llevo un año sin nicotina en mis venas, 10 kilos de más, mejor condición, y una vida distinta.
Sin embargo, por momentos se me antoja volver a fumar. Más en momentos como éste en los que parece que todo se lo va a cargar la chingada (hay que decir las cosas como son). Llevamos ya muchos días con los mismos titulares en los periódicos del mundo, diario, es decir: Crisis financiera, lo que Wall Street nos dejó, Caen las bolsas en Asia y Europa, Caen NUEVAMENTE las bolsas en Asia y Europa, Adiós a las remesas... etc. Y es que, siento, en México estábamos muy preocupados por nuestros propios problemas como para ver cómo se acercaba a nosotros el crunch del petróleo, de la crisis alimenticia y, desde luego, Wall Street.
Hace unos días una chica, ni tan chica, me decía que todo era culpa de Calderón, que qué onda con el gasolinazo y yo, que no soy ni remotamente calderonista ni panista ni nada, no daba crédito de que ella no estuviera consciente sobre lo que lleva meses ocurriendo en el mundo, sobre un fenómeno que hizo que decreciera la producción automotriz en Estados Unidos y que, en la forma de crisis alimentaria, se ha cargado a los más pobres del resto del mundo. Éste es sólo el comienzo de lo que se vislumbra como un momento dificilísimo. Diversificar pareciera una de las pocas opciones para sobrellevar lo que se viene, porque, señoras y señores, esta es sólo la punta del iceberg. A nuestra economía se la está llevando el payaso, pero en este punto todavía hay un par de risas, mañana, no sé de qué tanto podremos reirnos.
¿Alguna sugerencia para la diversificación? Porque el negocio de la comida suena tentador y es lo único que la gente no corta... ¿Me convierto en piemaker?
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