10/02/2008

The power of one

En este país de abusos, en el que chingarse a la banda parece ser más meritorio que chingarse trabajando; en este país en el que hora con hora uno es testigo de todo tipo de injusticias y, hay que decirlo por su nombre, mamadas; en un país en el que a diario se pierde la esperanza, hay que darle valor a las pocas cosas que nos recuerdan que no todo esta perdido.

Estamos rodeados de envidia, de hueva; de gente que piensa que si no puede ser mejor por sí misma tiene que aprovechar todas las oportunidades que tenga de chingarse a los otros, aunque esto no le signifique una real mejoría (porque en México, claro que se festeja a los que se chingan al sistema, a los que se chingan a la gente, a los que se chingan una escalera, un pasaje, una lana), sino una sensación temporal de satisfacción. En este país que parece que cada esfuerzo legítimo por progresar es visto como pedantería, que cada vez que uno es perfeccionista acaba siendo molesto para aquellos que, mediocres, son felices con lo poco que logran cada día; en este país que cambio es más de lo mismo, y eso si es que se plantea siquiera la posibilidad de cambiar, se agradece que le recuerden a uno que aunque sea solo uno, con perseverancia y esfuerzo, sí se puede hacer la diferencia.

Por cursi que esto suene, los invito, después de ver esto, a hacer algo que cambie en algo a su alrededor.

Métanse a www.oneearth.org y vean The Power of One

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