2/26/2010

Sandía feliz




Sí, no he podido desconectarme tanto como quisiera. Sí, me siento libre, pero en realidad estoy encadenada (tengo entregas, tareas, mails que contestar). Sí, no llevo ni una semana fuera, pero estoy que brinco de contenta.

Estoy tan acostumbrada a que la familia se reduce a mis padres y mis hermanos, que tengo algo atrofiado el concepto. Y estos días, sólo días, con los primos, las primas, el tío, las tías, como que ponen mucho las cosas en perspectiva.

Me siento cómoda, más allá, me siento contenta. Y no me siento de marte, para nada de marte, y me encanta, me encanta esto de sentirme cómoda en mi piel; alucinada con lo sencillo; tranquila con lo complejo. Es como si el estrés estuviera en otro lado, en otro hemisferio y por más que cosas pasen, porque pasan sin importar la distancia, yo estoy tranquila. Embrutecida, también, lo acepto, pero estoy, dentro de todo, tranquila.

Tengo muchísimo que escribir y lo escribiré. Tengo mucho que resolver y lo resolveré. Y caminaré por la rambla cuanto sea necesario y tomaré todo el mate que mi sistema aguante porque se siente bien ser yo en otro lado; ser yo y que nadie me mire raro. Es como si, poco a poco, las piezas tomaran lugar en el tablero, y entre ellas se encuentran México y Uruguay, tú, y tú también, y tú que nunca me lees. ¡Y claro, yo! Y se siente tan bien tenerlo claro, porque cómo aclara las cosas la distancia, al menos para mí.

Anoche, el místico sonido del tambor me habló al oído. Me hizo mover tímidamente la cadera, me hizo, simplemente, sentirme inmensamente contenta. Watermelon smile, fresca, grande y completamente natural :D

**Prometo usar la cámara a partir de mañana... upsss

No hay comentarios.: